La
ruta del Ébola empieza en nuestros coches
Autora:
Lorena
Costas Caride
El
presente artículo publicado el 23 de Noviembre del 2014 por Gustavo Duch, nos
muestra una nueva línea de investigación de carácter moral que pretende
justificar y demostrar que el Ébola, como enfermedad vírica relativamente
actual, se generó fruto de la explotación industrial de motivaciones puramente
económicas. Por ende, podemos afirmar que estamos ante un círculo de relaciones
monetarias y sórdidas que explotan lo más bajo y tradicional para llegar a lo
más alto y artificial. Es decir,
aludiendo a los hechos reales que propiciaron el regeneramiento de esta
enfermedad, la justicia ética señala como culpables a diferentes inversores
internacionales que situaron diversas plantaciones de monocultivos de plantas
aceiteras sin advertir los riesgos medioambientales y sanitarios de dicha
acción. Ya que, recurriendo a la investigación y la responsabilidad civil, este
tipo de plantación realizada de manera amplia a lo largo del tiempo, puede derivar
en una plaga de murciélagos frugívoros del bosque, los cuales, pueden portar diversas enfermedades dañinas
para el ser humano. En mi opinión, caeríamos en la ignorancia y la inocencia al
pensar en una irregularidad sin conciencia. Dicho en otras palabras, considero
que las personas responsables de este proyecto están dotadas de multitud de
recursos para conocer esta teoría y poder llevar a cabo una acción más
responsable. Sin embargo, si el beneficio se transforma en el diamante del
siglo XXI, en este caso, la gasolina, la ética profesional humana se deshincha
y queda relegada al plano de la falsa ignorancia y la estrategia de mirar hacia
otro lado.
En
relación al medio ambiente, decir que el principio de esta crisis fue una
manipulación de la vegetación en favor de un objetivo desmesurado, en el cual,
la naturaleza ha reaccionado de forma negativa. Se puede advertir de manera
metafórica que el propio medio ha respondido a la barbarie del ser humano y ha
luchado contra su manipulación. Por ello, no estamos ante consecuencias
humanas, sino ante causas sociales que original un mal natural.
Hemos
asistido a una barbarie donde han muerto miles de personas, y esta noticia ni
siquiera ha sido distribuida a nivel global. No está en el conocimiento
público. ¿Por qué? No interesa. No mueve dinero. Y lo más ilógico y aterrador
es como la sociedad en general, cree que la culpa de esta enfermedad es la
propia población que más ha sufrido las consecuencias de la manipulación
capitalista. Y de nuevo me pregunto, ¿por qué? Porque no pueden defenderse,
porque no poseen todos los recursos necesarios para proclamar la justicia de
los hechos reales sin manipular. Esta forma acrítica de operar a gran escala,
solo aumenta la distancia de desarrollo entre los países con menos recursos y
los más desarrollados. Por ende, languidece la motivación de una sociedad más
igualitaria y global donde todos y todas estemos al mismo nivel. A mi juicio,
creo que si la sociedad en su conjunto fue más coherente e igual, tendríamos un
mayor arsenal de recursos y herramientas para crecer y vivir en el mundo.
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